En América Latina, Argentina sobresale por el tamaño de su deuda en relación al PIB, mientras que Brasil lo hace por el peso que tiene su deuda en el endeudamiento global
La reestructuración del capital bancario y la búsqueda de cumplimiento regulatorio están generando oportunidades innovadoras, especialmente en el mercado de deuda distressed.
Los mercados de renta variable siguen debatiéndose entre mayores tasas de interés y una positiva dinámica de resultados corporativos, asociado a la fortaleza de la economía, pero, sobre todo, al potencial de la IA.
El contexto de mercado nos hace pensar que tendremos caídas drásticas de tasas de interés durante la segunda parte del año, o bien a comienzos del próximo. Por lo que tener exposición a estos emisores, se lograrían beneficios adicionales de apreciación de capital, además del carry anual por el devengo de intereses.
La prudencia indica que debemos esperar el fin del ciclo de alza de tasas para volver a invertir, pero cuidado que los depósitos a plazo ya no pagan lo que pagaban hace algunos meses y la inflación también está bajando.
Se recomienda una exposición global más equilibrada y una gestión activa para hacer frente al riesgo de concentración de los índices pasivos.
En el 2022 las inversiones de private equity siguieron dominando, aunque con una ligera disminución frente al 2021.
La divergencia entre la renta variable y los niveles de tasas de interés no puede ir mucho más allá, y debería revertirse.
Siguiendo la costumbre, he querido resumir nuestras principales proyecciones para 2023, arriesgando a que, en doce meses, me pasen la cuenta.