Así, llegó el momento de aplicar las alzas pendientes.
Desde el punto de vista de la política monetaria, vemos que con los recientes datos, no solo de inflación sino también de actividad, el Banco Central cuenta con espacio para seguir bajando la tasa.
Difícilmente se podría argumentar que aún queda mucho terreno para volver a una inflación normal, como sí está ocurriendo en otras economías.
No se ha observado hasta ahora una corrección en el mercado de renta variable, a pesar de que indicadores técnicos señalan que el mercado está sobrecomprado y en máximos históricos.
La inflación de enero sorprendió al alza, pero debemos recordar que debutó una nueva canasta para medir la inflación, junto con una nueva base 2023 = 100, lo que adicionalmente incorporó cambios y mejoras metodológicas.
El IPC de diciembre sorprendió al mercado con una caída del 0,5% m/m; en este escenario creemos que hay espacio para recortes de 100 pb o, incluso, para ejecutar 125 pb.
Los datos indican que parece ser que llegamos al peak de este de ciclo de ajuste, ya que las condiciones financieras y crediticias altamente restrictivas comenzarán a sentirse con mayor fuerza en la actividad de los próximos trimestres.
Podemos esperar una buena rentabilidad en emisores de una calidad crediticia adecuada.
El mercado de este combustible clave para la economía enfrenta restricciones.