Si a alguien le quedaban dudas de que la Reserva Federal de Estados Unidos se centra sobre todo en cumplir su objetivo de inflación, estas se disiparon esta semana.
Adiós acciones, hola efectivo.
La depreciación cambiaria, las dificultades logísticas globales y el boom de consumo, entre otros factores, formaron un cóctel tóxico que ha sido más difícil de combatir de lo que se pensaba.
El Banco Central decidió aumentar la tasa hasta el nivel máximo de este ciclo, lo que eventualmente generó disenso entre los consejeros.
Las principales características de la deuda privada son que es un instrumento de inversión sumamente utilizado en los mercados de SME (Small and Medium Enterprises) y que son emitidos a floating rate.
En el nuevo encuadre macro, vemos pocos cambios al crecimiento esperado para 2022, pero no descartamos que se ajuste nuevamente a la baja el de 2023.
A menos que la narrativa de la inflación máxima se confirme tanto por los datos como por un pivote moderado de la Fed, creemos que el riesgo de un regreso de shock de tasas y los temores de recesión pueden pesar nuevamente sobre el apetito por riesgo.
La sorpresa a la baja de la inflación de julio en EE.UU. ayudará a moderar las expectativas de inflación, pero los datos siguen siendo demasiado altos para garantizar un giro adecuado por parte de la Fed.
La economía chilena se encuentra en tal nivel de desajuste, que su actuar no puede ser el acostumbrado a este tipo de situaciones.
Esta lógica está anclada al libro de jugadas del mercado de las últimas recesiones, pero "el mundo es diferente ahora, la inflación es mucho más alta".