Mayo 10, 2024 - 2 min

Reflexiones sobre la última lectura de inflación

Desde el punto de vista de la política monetaria, vemos que con los recientes datos, no solo de inflación sino también de actividad, el Banco Central cuenta con espacio para seguir bajando la tasa.

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De acuerdo con el INE, el IPC de abril anotó una variación mensual de 0,5%, cifra que se ubicó levemente por sobre nuestra expectativa de 0,4% m/m y también la del promedio del mercado de 0,3% m/m. Así, en lo que va del año la inflación acumula un alza de 2,2%, y en 12 meses el dato ascendió a 4,0% desde el 3,7% que se había registrado en marzo. Al considerar la serie referencial, la inflación se elevó hasta 3,5% desde el 3,2% del mes anterior.

En este último mes, las mayores incidencias provinieron de las divisiones de Alimentos y Transporte y, si bien la caída de la división de Vestuario y calzado compensó parcialmente dichas alzas, vemos que el componente volátil de la canasta retoma protagonismo. 

De todas maneras, al revisar los indicadores subyacentes encontramos datos más tranquilizadores. El IPC sin Volátiles aumentó 0,5% en el mes, pero en términos anuales disminuyó desde 3,7% hasta 3,5%. El componente de Servicios sin Volátiles aumentó 0,4% m/m, con lo que en 12 meses retrocedió desde 5,7% hasta 5,4%. Fueron los Bienes los que registraron una variación mayor con un 0,7% mensual, que lo llevó a aumentar levemente desde 1,0% a 1,1% interanual entre marzo y abril. 

Por otro lado, el índice de difusión llegó a 50,8%, el más bajo del año, por debajo del promedio de los abriles, aunque algo por sobre lo visto los años previos a la pandemia.

Entonces, son principalmente los elementos más volátiles los que están causando esta mayor variación a la esperada en abril, lo cual es esperable considerando, por un lado, el aumento en la cotización internacional del petróleo, que afecta de manera directa los precios de los combustibles. Pero también, por otro lado, está la depreciación cambiaria de los últimos meses, que tiene sin duda un efecto en la dinámica inflacionaria, lo cual se evidencia, en parte, por las variaciones del componente de bienes en el IPC descrita anteriormente.

En términos de inflación para los próximos meses, y en particular para la segunda mitad del año, esperamos lecturas más benignas. Esto sería porque parte de la mayor inflación reciente tiene carácter de transitoria, a pesar de que existen dudas razonables de su duración. Pero también sería por una expectativa de que el tipo de cambio debería continuar alineándose hacia niveles más coherentes con sus fundamentales. Es por ello que mantenemos el pronóstico de inflación para el cierre de año algo por debajo del 4,0%.

Desde el punto de vista de la política monetaria, vemos que con los recientes datos, no solo de inflación sino también de actividad, el ente emisor cuenta con espacio para seguir bajando la tasa. No solo la economía ha venido corrigiendo de manera satisfactoria los desequilibrios macroeconómicos que produjo la pandemia, sino que también las lecturas de inflación, al excluir el componente volátil, se ubican más cerca de la meta del Central.

Dado lo anterior, estarían dadas las condiciones para que continúe el proceso de ajuste a la baja en la tasa y, por lo tanto, no pensamos que la estrategia del Banco Central vaya a cambiar respecto a futuros recortes, manteniendo incluso la velocidad de éstos. Aunque a medida que avanza el año debería ir regulando la magnitud de los recortes, conforme las condiciones -tanto a nivel local como externo- lo justifiquen.

Milene Rodríguez
Analista Estrategia e Inversiones